Fragmento II es una obra abstracta que emplea la técnica mixta

sobre lienzo, donde el contraste entre la oscuridad y la luz se convierte en el

motor visual y conceptual de la pieza. El lienzo se encuentra completamente

sumido en un tono negro profundo, representando una densidad que envuelve

al espectador en un vacío visual. Sin embargo, a través de grietas blancas que

se extienden por toda la superficie, la obra permite la aparición de destellos

de luz, creando un juego de tensión y contraste.

Las grietas no solo actúan como líneas fracturadas en la superficie, sino como

portales que revelan la fragilidad de la oscuridad. La luz, que emerge a través

de estas fisuras, sugiere un resquebrajamiento de lo estático y lo cerrado,

como si algo interno tratara de escapar hacia el exterior.

La obra también puede aludir a las grietas en la percepción de la realidad,

como momentos de quiebre en los que surgen nuevas perspectivas o

entendimientos. En ese sentido, se trata no solo de una exploración estética,

sino también filosófica, que busca cuestionar la noción de integridad y

totalidad en un mundo marcado por lo efímero y lo roto.